En 1996, el físico Juan Manuel Parrondo (Madrid, 1964) guardaba en un cajón la paradoja que, muchos años después, había de aparecer en las páginas de Nature y The New York Times. Por diversión, se había entretenido traduciendo al lenguaje de los juegos de azar un fenómeno que se producía en un campo bastante minoritario entonces, el de los motores brownianos. El resultado fue una paradoja: la combinación de dos estrategias perdedoras puede dar lugar a una estrategia ganadora.
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