El asesinato del soldado Lee Rigby, al grito de «Alá es grande» en el barrio de Woolwich al sureste de Londres, ha infundido en la comunidad musulmana el temor a posibles represalias como respuesta a los hechos ocurridos el pasado miércoles. Las autoridades británicas se afanan ahora en sofocar cualquier tipo de diatribas islamófobas por parte de grupos radicales.
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