Con el mismo espíritu que si fuese la Feria de Abril en la folclórica Sevilla, pero a 1.300 metros de altura y con la niebla a ras del suelo, Víctor Manuel Rivas y Javier Abad llevaron el arte del flamenco hasta O Cebreiro. Llegaron camuflados por su traje de ciclistas, por eso los que los habían visto por la mañana no los conocían por la tarde, cuando sin abandonar sus zapatillas de deporte,...
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