Después de que, una tras otra, las Velellas fueran cayendo en nuestras redes, un trozo de poliespan cayó también en la trampa. Al sacarlo a cubierta, nos dimos cuenta de que el poliespam llevaba pegados…¡percebes blandos! Pronto caímos en la cuenta de que el poliespan no era tal, sino una secreción producida por los mismos percebes, y que su granulación era debida a las pequeñas burbujitas de gas que mantenían a flote la pequeña comunidad de percebes blandos.
|
etiquetas: dosima fascicularis , cañón de avilés , sarmiento de gamboa