Muchos manuales simplones de drogodependencias siguen sugiriendo que “un signo de que un adolescente consume drogas suele ser que falte dinero en casa”. Es seguro que en la década de los ‘80 consumir drogas ilegales de forma habitual suponía un esfuerzo económico importante. Pero en el siglo XXI las sustancias ilegales resultan tan baratas y accesibles como las legales, en ocasiones mucho más. Una pastilla de MDMA o unos ‘tiros’ de cocaína cuestan menos que una copa en una discoteca de moda...
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