A pesar de la retórica de austeridad del Gobierno, la realidad es bien distinta Decía un buen amigo mío, semanas antes de la victoria electoral del PP, en el otoño de 2011, que al igual que Zapatero fue el discípulo aventajado de Aznar (en el sentido de que infló la burbuja inmobiliaria hasta el límite), Rajoy sería el mejor de los discípulos imaginables de Zapatero. Desgraciadamente
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