Aunque a priori parece algo absurdo, el caso es que debió ocurrir las suficientes veces como para que, habiéndose corrido el rumor, algunos científicos prohibieran el acceso de Pauli a sus instalaciones. Fue lo que hizo Otto Stern, que tenía su laboratorio en Hamburgo y, aún siendo amigo suyo, le pidió que no le visitase.
|
etiquetas: efecto , pauli , fenómeno , estropear , presencia