Hace seis años, el coste de un disco en España rondaba entre 24.000 y 50.000 euros. Con ese dinero se pagaba al productor (la invisible y mágica figura del productor), arreglistas (otra figura mágica e invisible), músicos, estudio y técnico, así como un mastering más o menos bueno. Esta cifra ha ido cayendo y hoy la cosa ronda entre 2.000 y 6.000 €, aunque la vida no vale menos. Sólo antipop puede contarte estas cosas en primera persona.
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