Acabamos de cumplir 600 años de la obra clásica de Maquiavelo. Si la escribiese hoy, ya no la titularía El Príncipe, sino ‘El Demócrata’. Al príncipe se le recomendaba que no busque ser amado, sino ser temido por sus súbditos: porque los humanos son tan cretinos que devoran aquello que aman, pero respetan aquello que temen. También el Demócrata debe saber eso, pues la raza humana no ha cambiado mucho. Pero, como las apariencias sí han mejorado, al Demócrata habría que darle hoy otros consejos.
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