Mi pequeño se levantó de la cama y deseó que no hubiese cole. Y ese día cerraron su colegio. Era el día de cierre por deseo de Iván. Mi esposa deseó un parto apacible y sin complicaciones y un niño precioso. Parió en cincuenta segundos al niño más guapo del mundo, doy fe de ello. Antonio, el vecino, al levantarse también, deseó un buen trabajo. Esa misma mañana una empresa muy internacional lo llamó por teléfono, habían leído su currículo y lo necesitaban para un cargo muy importante.
|
etiquetas: cuento