Daniel había nacido en un hogar… problemático. Dios será Dios pero se equivocó 5 veces más. Luis adoptó a su hijo sin ocultar en el trámite judicial que era soltero homosexual. Primero fueron años de silencio: de eso no se habla. Después fueron años de burla: "¿y quién es la mamá?" Más tarde fue la hipocresía pura: "Pobre chico, lo van a tratar mal". Una historia de amor familiar que desmitifica las adopciones gay. La sonrisa de Dani es la respuesta incontestable. Vía:
chuenga.net/story.php?id=4972