El fin del franquismo y los primeros años de democracia pueden ser recordados con Naranjito o con un limón roto junto a una jeringuilla. No son imágenes excluyentes. Pero el revival nostálgico de la infancia de algunos autores, editores, empresarios y políticos que ahora explotan comercialmente sus buenos recuerdos, se impone generalmente sobre la España de calles sin asfaltar y heroína que fluía veloz por las venas de una parte de la juventud sin futuro de aquellos años. Fue lo que retrató Eloy de la Iglesia: Navajeros, El Pico, La estanquera
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