Relato de un aficionado de un equipo de 2ªB que el pasado finde se hizo 900 kilómetros en autobús, él solo, para ver al equipo de su pueblo. Él solo estuvo animando a su equipo en el campo rival, y aunque la directiva le invitó al palco, prefirió verlo en la grada, junto al césped, con su bufanda y bandera. Su equipo marcó el 0-1 en el último minuto, y los jugadores fueron a dedicarle el gol a él. Cuando terminó el encuentro, el público local felicitó a este aficionado, que se volvió, él solo, de vuelta a su pueblo. Así debería ser el fútbol
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