Las siestas son una fuente poderosa de ventaja competitiva. La evidencia reciente según una investigadora de Harvard es abrumadora: las siestas no sólo nos restauran fisicamente, si no que mejoras las habilidades de percepción, motoras, el tiempo de reacción y la alerta. En los diversos colectivos en que ha hecho estudios, los que descansaron con una siesta dieron mejores resultados que los que no la durmieron. La conclusión es indiscutible: cuantas más horas trabajamos seguidas, mayor es el perjuicio a nuestro rendimiento.
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