Son amantes de los números, los algoritmos, las estadísticas, los cálculos de posibilidades y la informática. Son unos rayos de luz y esperanza para la ciencia más dura en una época en que la popularidad de las matemáticas está a la baja, en unos tiempos en que muchas dependientas jóvenes de la panadería necesitan la calculadora de la caja para saber cuánto suman una barra de cuarto de 80 céntimos y un cruasán de 75.
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