Es la estupidez amiga. Y ya no soporto transigir con lo que la gente me comenta. Será por la edad, por lo que tu quieras que sea. Pero no cuela.
Mira. En la escuela. Cómo castran a las niñas y a los niños. Si. Les castran sus ideas. No les enseñan a prepararse para el futuro, con todas las realidades que ello conlleva y teniendo en cuenta sus habilidades y sus debilidades. Les adiestran como si todos y todas fuesen cortados con el mismo patrón. ¡Qué vergüenza!
-¿Has hecho los deberes? -Le pregunta una preocupada madre -recién llegada a casa de su trabajo inmundo- que sabe que su hijo ha estado 5 horas en la escuela.
Les hablan de la ley como si eso tuviese que ver con la justicia. Esa ley es la ley de los borregos, porque los obscenos, los ladrones de alta cuna, los psicópatas, no tienen cabida en ella. Y si se les pilla pueden mentir impunemente, y no hay código penal que pueda con ellos. Que dejen de contar mentiras a los niños y a las niñas. A los mayores da igual. Los mayores se han idiotizado a medida que pasaban los años. Y tropiezan mil veces por la misma piedra, por los mismos embustes.
-Hijo mio, solo van a la cárcel los idiotas -Le comenta la madre que se rebela contra tanta ignominia.
Desde los poderes hablan contra la tortura y la violencia. Y la mayor parte de la sociedad ha vivido en estos últimos años tortura y violencia institucional, amenazada con cortes de luz, de agua, de desahucio de su vivienda.
-¿Has pagado el recibo? -Se oye en millones de voces desde el umbral de su irrisoria vida.
Y otras voces han quedado sin opción, en la calle, como indigentes que no han trabajado toda su puta vida para labrarse un futuro. Mira. Enfermos, ancianos, niños y mujeres, todos a la calle! Los bancos buitre compraron las hipotecas. Pero a los bancos no les pasa nada, ni que cometan perjurio ni asesinatos indirectos. Y usan además al aparato represor del estado para sacar a la gente fuera de sus hogares. De eso no hacen estadísticas, de todo el genocidio que han provocado los diversos gobiernos, de eso no hay reconocimiento ni restitución. No hay condenas. No hay reconocimiento de los miles de dependientes que se han muerto esperando cobrar la ayuda de la dependencia ni de que la mayor parte de los suicidios han sido provocados. De eso no se habla. No.
-¿Y por qué tiran petardos contaminando el aire? -Le pregunta el niño a su madre. -Porque predican una cosa y hacen otra. Hay una clase no humana dispuesta a todo con tal de que la clase humana idiotizada sea incapaz de razonar -le responde la madre con los ovarios hinchados por tanta injusticia. Cada año miles de ayuntamientos dejan dinero público para contaminar el aire y luego quieren destinar dinero público para prevenir la enfermedad, pero no tienen suficiente.
Es la estupidez, amiga. No nos quejemos que ahí tenemos la ley mordaza y la reforma laboral para que estemos sin oxígeno, sin libertad ni democracia. Y la inversión del gobierno se dirige más bien a ampliar plazas de la policía represora. Sin duda los poderes, que campan a sus anchas, mandan y no te van a dejar luchar contra ese fracaso humano político.
-¿Y lo de la democracia un cuento?, ¿y lo de la monarquía?- pregunta la amiga, -pues más de lo mismo. La clase antihumana domina. Son el gen tóxico para el planeta y para los seres que viven en él. Es la estupidez, amiga.