Es muy difícil imaginarse al hijo de un inmigrante negro como primer ministro del Reino Unido, al de un musulmán como presidente de Francia o al de un ecuatoriano al frente del Gobierno en España. Pero la victoria de Barack Obama, que se convertirá el 20 de enero en el primer afroamericano que llega a la Casa Blanca, ha tenido un gran impacto en Europa y ha abierto el debate sobre la integración de las minorías. ¿Es posible que el Viejo Continente pueda tener su propio Obama? Muy improbable, al menos en el corto plazo.
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