En Japón también es verano; pero allí la canícula sí que está haciendo de las suyas más que nunca, debido a las restricciones de electricidad que sufre el país después del terremoto de marzo. Pero va a hacer falta más que un poco de calor sofocante para desmoralizar de sudor a un pueblo como el japonés, que ha llenado el mundo de inventos, muchos peregrinos, pero que incluso en momentos de angustia puede revivirlos en pos del natural pragmatismo nacional.
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