Gracias a Twitter he sabido que un pretendido gurú del periodismo nacional ha hecho arroz caldoso para cenar esta Nochebuena, y que otro supuesto gurú de la productividad que me bombardeaba diariamente con decenas de tuits y enlaces (¡qué productivo debe de ser en su trabajo!) disfrutó la noche del 24 de diciembre de un sorbete de frutas. Desgraciadamente, no pude participar en el simpático concurso navideño que proponía a sus seguidores: relatar en directo, desde la mesa familiar, cuál era el postre especial de cada uno
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