Quienes conviven con él en el campo lo temen, quienes lo defienden son tildados de urbanitas. Mientras tanto, el lobo pierde riqueza genética, desarrolla resistencia antibiótica y contrae la sarna. Además de la elevada presencia de algunos parásitos preocupantes o de metales pesados como zinc o cadmio, analizados a través de sus heces, investigadores portugueses hallaron una alta resistencia a dos tipos de antibióticos: la eritromicina y la tetraciclina. También se han documentado casos de sarna sarcóptica en lobos ibéricos.
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