Las hidras se pasan la mayor parte del tiempo con los tentáculos extendidos, esperando que pase por delante alguna presa. Miden unos pocos milímetros y son depredadores. Pero si le cortas uno de los tentáculos, volverá a crecer. Hasta aquí, sorprendente. Pero si de verdad quieres que se te caiga la mandíbula al suelo, entonces puedes pasar una hidra por una picadora de carne, contemplar el resultado, y descubrir que, poco a poco, de la masa triturada va formándose de nuevo el cuerpo. Como el T-1000 de Terminator 2. ¿Cuál es su secreto?
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