Pasear por la madrileña Puerta del Sol y tomar un café en una terraza de Recoletos podían ser actividades de riesgo en el Madrid de los 70 para los homosexuales. Quienes no se resignaban ante el acoso y la persecución policial salían a la calle, pero sin perder de vista los coches que doblaban dos veces la misma esquina ni los furgones policiales. Y es que la tranquilidad del paisaje costumbrista de los gays en la capital no tardaba en enturbiarse. "Te sentabas en la terraza del Café Gijón y siempre dejabas pagada la cerveza por si tenías que
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