El racismo y la xenofobia sólo sirven para dividir a la clase trabajadora. Para enfrentar a los supuestos opresores contra los oprimidos y los oprimidos contra los opresores: los y las trabajadoras "autóctonas" contra los que recientemente han venido de fuera, y viceversa. Nunca debemos olvidar que el enemigo no son las personas migradas ni las y los trabajadores con ideas racistas. El verdadero enemigo son aquellos que siembran el odio y el racismo desde la comodidad del púlpito político.
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