Mi marido y yo queríamos ser padres, algo que puede parecer una locura teniendo en cuenta que ninguno de los dos tenemos útero. Pero cuando el deseo es tan grande se buscan soluciones. Resultó que no éramos la única pareja del mundo con dificultades; miles de mujeres padecen síndromes como el de Asherman o el de Rokitansky que les impiden gestar a sus hijos. Pronto descubrimos que había una solución, una técnica de reproducción asistida llamada gestación subrogada y vulgarmente conocida como "vientre de alquiler"...
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