Muchos extremeños se sintieron afortunados cuando por sorteo les fue adjudicada una vivienda del Plan 60.000 euros. Transcurridos poco más de cinco años, la crisis, el paro y la resaca de la gran borrachera inmobiliaria han tornado en lastre lo que no hace tanto era una lotería. Agobiados por la hipoteca, a algunos adjudicatarios les apremia desprenderse de estas viviendas baratas.
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