El cooperativismo era la meta social de la Falange, enemiga teórica del capitalismo y del comunismo. Ese Nacionalsindicalismo fue utilizado por el cura José María Arizmendiarrieta, padre de Fagor, para crear el sueño cooperativista del entonces ministro del Trabajo falangista, Girón de Velasco. Pero la historia cambia rápidamente: allá por los últimos 1960 los falangistas, o sus protegidos, se volvieron abertzales, muchos cercanos a ETA. Lo que demuestra qué fácil es dar el salto de un totalitario sentimentalismo patriótico al otro.
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