Si queremos que nos entiendan, lo primero es entendernos nosotros. Así de fácil. Y así de difícil. Para presentar eficazmente un producto, explicar una lección con claridad o seducir a un tribunal con un tema, es imprescindible que nos hayamos metido en las entretelas de ese producto, que nos hayamos empapado de la asignatura y que hayamos destripado esa materia.
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