Este golpe de Estado mundial encubierto que han llevado a cabo los grandes inversores mundiales con la aquiescencia e incapacidad de gobiernos e instituciones “reguladoras” ha terminado por poner en jaque a las democracias. Y es que este fascismo financiero es tan poderoso que nuestros actuales políticos, carentes del coraje y la valentía necesaria para responder exitosamente a esta situación excepcional, no son capaces de plantarle cara porque tienen miedo a su reacción ¿qué será de la confianza de los mercados? Mejor recortemos s. sociales.
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