Desatado, Pucho, cantante de Vetusta Morla, golpea un bidón metálico. Suena El hombre del saco. El concierto está a punto de terminar. Muchos andan con la boca abierta. Las dos horas que el grupo ha pasado sobre el escenario han sido apabullantes. Anoche, de 21.20 a 23.20, la Riviera era el sitio donde había que estar si te gusta en serio esto del rock.
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