“Allí te metían en una sala de la oficina y te preguntaban qué es lo que te hacía especial. A todos nos lo preguntaban. A ver cuál era nuestro superpoder. No sé, quizá ser el único al que le habían hecho una colonoscopia en ese lugar era mi algo especial”. Esta es una de las muchas anécdotas a las que suele recurrir Dan Lyons (1960) para presentarse. Después de un cuarto de siglo dedicado al periodismo tecnológico, este veterano plumilla se vio, con 52 años, mujer y dos hijas, en la obligación de reconvertirse profesionalmente.
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