Fuentes próximas al PP han dicho a este periódico que se siente como un 'ministro pordiosero' y que le molesta especialmente tener que viajar por el mundo vendiendo la 'Marca España', una apuesta de marketing de país "en la que ni él mismo cree". A esto se suma que ya le fallan las fuerzas y que llega muy cansado a las noches, algo que resulta un gran problema en las largas jornadas de negociaciones europeas que suelen prolongarse hasta altas horas.
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