Ésta es la filosofía del futuro, la única que se me ocurre para sacarnos del universal naufragio al que nos enfrentamos en los comienzos de este siglo incierto. Vamos todos en el mismo barco, en un buque maltrecho y errante. No podemos volver atrás, a la seguridad del puerto. Estamos condenados a seguir adelante, a navegar eternamente, a mantener la línea de flotación de un casco lleno de agujeros. Yo solo no podría tapar ni la fuga de una cañería; la humanidad puede partir en dos el mar Rojo.
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