La mayoría de las estrellas de mar poseen ojos compuestos en la punta de sus brazos. Son ojos primitivos, sin óptica, que permiten una visión muy limitada: distinguir a poca distancia entre la mar abierta y el arrecife. Lo han descubierto Anders Garm (Universidad de Copenhague, Holanda) y Dan-Eric Nilsson (Universidad de Lund, Suecia) usando el método más bruto posible: quitarle los ojos a una estrella, alejarla del arrecife para observar si son capaces de volver al arrecife o no.
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