Cada vez que Fraga se despierta, la Cidade da Cultura sigue allí: una mole que se le apareció al expresidente durmiente de la Xunta en un rapid eye movement de esos y que no tardó en ser materializada por el arquitecto Peter Eisenman en el monte Gaiás.Lo que para Don Manuel fue un sueño, para los sucesores en el sillón presidencial está resultando una pesadilla:faltan toneladas de cuadros, libros, artistas, esculturas, músicos y ya no digamos políticos para saciar al monstruo.
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