El turismo, uno de los pilares de la economía española, ha comenzado a agrietarse de forma alarmante. El contexto de crisis y los destinos emergentes más económicos han dado este año la puntilla a una actividad estratégica en la contribución al producto interior bruto (PIB) español. En comparación con el conjunto del Estado, Galicia ha salvado con nota una temporada que también se presagiaba negra para la autonomía gallega.
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