El garaje de este caballero constituye la mayor representación del concepto “exceso” que puedo imaginar para un espacio que únicamente aspira a albergar coches y motos. Si además tenemos en cuenta que en su interior no hay ni un solo coche verdaderamente interesante, podríamos considerarlo ... una especie de templo vacío. El ascensor, procedente de un portaaviones, que da acceso a la planta inferior, es sin duda la pieza más llamativa del conjunto arquitectónico. En resumen, un garaje de 5 millones de dólares perfectamente vacío.
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