El científico Vladímir Obrívkov, de Vorónezh, parte central de Rusia, que había adoptado a una gata de cinco orejas, la privó de la posibilidad de conocer a un gato de tres orejas que vive en Turquía. Según la Primera Ley de Mendel, toda la descendencia que se obtenga de tal cruzamiento debe tener cuatro orejas, afirma Obrívkov
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