Su padre murió a manos de sus enemigos cuando Temujin tenía nueve años, y desde entonces vivió escondido en bosques, vagando con su familia y sufriendo incluso cautiverio. Llegó a estar varios meses encadenado a una canga, cepo de madera que se utilizaba para inmovilizar a los prisioneros. Pero todo esto no hizo más que forjar su espíritu luchador y lejos de renegar de su origen, su valor y astucia le labró una notoriedad que acabó por convertirle en caudillo de un grupo de jóvenes con los que creó un pequeño ejército.
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