Los indultos que pudieran ser necesarios en algunas excepcionalidades, resulta que se esta convirtiendo en un “poder perverso” del ejecutivo, pasando por encima del judicial, que es el que dicta la condena basada en criterios legales. Estos indultos se han convertido en una influencia igual a la que tenían los reyes sobre sus súbditos, una especie de “derecho de pernada”. Con esta facultad arbitral el Gobierno esta interfiriendo en decisiones judiciales muy importantes, y además crea un clima de que todos no somos iguales ante la Ley. Pudiendo