El suspense que envuelve a la tubería que debe conectar el minitrasvase del Ebro con Barcelona parece que toca a su fin. El último en pronunciarse al respecto fue ayer el presidente de la Generalitat, José Montilla, quien abogó por «no precipitarse» a la hora de derogar el decreto que estipula la prolongación del trasvase. Montilla, sin embargo, comentó que estaría «encantado» de renunciar a la polémica obra si lloviera lo suficiente.
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