Carlos Castrodeza, profesor en la Universidad Complutense de Madrid, es una reconocida autoridad sobre Darwin al que estudia desde hace 20 años. "Su mayor preocupación era no hacer sufrir a su mujer con sus teorías. La falta de fe de Darwin nunca fue agresiva. Hasta un año ejerció de párroco cuando en el pueblo donde vivía se quedaron sin sacerdote". "Curiosamente le enterraron con todos los honores teológicos la abadía de Westminster. El obispo dio un sermón diciendo que era el cristiano perfecto. Su mujer se negó a asistir a la farsa"
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