Yeguas inmovilizadas durante horas en cubículos de metal. Están embarazadas y esa es la esencia del negocio. A las potras se les saca cada semana una media de 5 litros de sangre durante dos meses y medio. ¿El objetivo? Extraer una hormona –la PMSG o gonadotropina coriónica– que es codiciada por la industria farmacéutica ganadera. Con ella se fabrica una sustancia que es utilizada por los criadores industriales de lechones para acelerar el celo de las cerdas y sacar un mayor rendimiento productivo.
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