Nunca deberíamos olvidar que por cada asesinato político que cometió Mussolini, Franco cometió 10.000. Me contaba uno de los testigos que cuando una mujer iba a ser empujada hacia el pozo, le dijo al fascista que la empujaba que estaba encinta. Y el último comentario del fascista antes de echarla fue “mejor que te matemos, así eliminamos la semilla”. Familiares de aquella ciudadana, sabed que ellos no mataron la semilla. Y este es el mejor homenaje a vuestros muertos, que son los nuestros. Su semilla fructificó.
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