Apple estaba listo para lanzar al mercado, a finales de 1983: el Macintosh 128K, y Steve Jobs iba a por todas. Contrató a la agencia de marketing Chiat/Day y les pidió una campaña «que resuene como un trueno». ¡Y vaya si lo hizo! Entonces, cualquier cosa basada en 1984 no era algo especialmente original. Pero plantear la relación directa que podría existir entre la tecnología emergente y esa visión plomiza y opresiva de Orwell, sí.
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