Recomendaba Alfred Hitchcock no trabajar jamás con "niños, animales o Charles Laughton". Es un buen consejo. La achuchabilidad de los niños no es más que una estrategia evolutiva destinada a evitar que los despeñemos por el barranco más cercano en época de vacas flacas. Lo cual no deja de ser un comportamiento 100% racional. A fin de cuentas, hay más allí de donde salieron los despeñados y siempre resulta más divertido fabricarlos que aguantarlos una vez han hecho acto de presencia en nuestras vidas.
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