Antes de que se me ataque de demagógico, que lo soy, quiero dejar bien claro que no tengo nada en contra de los banqueros y bancarios profesionales, serios, sinceros, legales y coherentes, con el mínimo de responsabilidad social que una democracia exige. Para el resto, que cada uno calibre su número, sí tengo cosas negativas que decirles.
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