Corría el año 1989 cuando Capcom tenía previsto lanzar un “yo contra el barrio” que iba a llamarse Street Fighter 89. Obviamente, salvo a la hora de repartir guantás, el juego no tenía mucho que ver con el concepto de “juego de lucha de 1 contra 1” que habíamos podido jugar en el primer Street Fighter. Al final, cosas del destino, el juego fue llamado Final Fight, y dio a luz a una de las más prolíficas sagas de juegos que vieron los salones recreativos a lo largo de la primera mitad de la década de los 90.
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