Una cosa es pagar el gimnasio, y no reunir voluntad suficiente para ir, y otra muy distinta es que el gimnasio cobre una cuota anual a alguien que ni siquiera es su cliente. Ésta es la sorpresa que se han encontrado en el banco un nutrido grupo de antiguos socios del HolidayGym: recibieron un mensaje en su teléfono móvil que anunciaba una determinada promoción y 24 horas después, tenían noventa...
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