El paro sin servicios mínimos que están llevando a cabo los trabajadores del metro de Madrid pone en jaque tanto a las autoridades como a los ciudadanos, que se están viendo obligados a soportar la presencia en las calles de individuos feos y desagradables que normalmente viajan de su casa al trabajo sin siquiera ver la luz del sol. "El impacto ambiental de este chapapote humano es considerable y no sabemos hasta qué punto está afectando al turismo" ha declarado Esperanza Aguirre
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