Apesadumbrado, triste, descorazonado y sin fuerzas. Así empiezo a escribir y así se siente una isla entera abandonada en una catástrofe que va por el camino de terminar arrasándola. Es probablemente un inicio muy negativo pero, para ser sinceros, no hay mucho hueco ahora mismo para el positivismo. Un incendio a todas luces provocado y, posteriormente, estrepitosamente gestionado, ha calcinado una joya, un paraíso natural sin igual que parece que tardará muchísimo tiempo en recuperarse; aunque siempre quedarán cicatrices imborrables en la tierra
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